Ford presentó una patente que muestra cómo sería una palanca de cambios manual en un auto eléctrico. ¿La idea? No es realmente cambiar engranajes—porque no hay—sino simular esa experiencia. La palanca se monta sobre una base elevada, como si fuera una transmisión tradicional, pero en lugar de conectarse a una caja mecánica, envía señales electrónicas a un controlador que ajusta la entrega de energía del motor eléctrico. Esto permite “simular” cambios de marcha al estilo old-school.

El sistema incluso ofrece dos modos: uno secuencial (como en los coches de carreras) y otro con patrón en H, como un manual clásico de seis velocidades. También cuenta con pequeños motores que generan retroalimentación háptica, es decir, resistencia al mover la palanca y vibraciones que imitan el rugido o tirones de un motor de combustión grande. Aunque puede sonar como algo más emocional que funcional, la intención es clara: darle a los conductores una experiencia más conectada, similar a la de un muscle car o un auto deportivo tradicional.