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Los Aranceles Podrían Destrozar la Industria Automotriz en Estados Unidos
El 4 de marzo es la fecha en la que el expresidente Donald Trump prometió imponer un arancel del 25% a todos los bienes importados a Estados Unidos desde Canadá y México. No se trata solo de un impuesto sobre autos ensamblados en esos países, sino de una tarifa plana que se aplicaría a cada cruce fronterizo de cualquier producto, lo que tendría un efecto en cascada devastador en la industria automotriz de Norteamérica, cuya cadena de suministro ha estado interconectada durante un siglo.
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El CEO de Ford, Jim Farley, ya ha advertido sobre la pérdida de empleos y los problemas financieros que esto causaría. Un reciente informe de The Wall Street Journal ayuda a dimensionar el impacto real. No solo los vehículos completos como la Ford Maverick o la Chevrolet Silverado (fabricados en México y, en algunos casos, en Canadá) se verían afectados, sino también cada uno de sus componentes.
Por ejemplo, un simple pistón de motor podría cruzar la frontera seis veces antes de llegar a un vehículo terminado. Primero, el aluminio en bruto se envía desde Estados Unidos a Canadá para ser fundido. Luego, la pieza cruda va a México para su refinamiento. Después, regresa a Estados Unidos para ensamblarse con otros componentes y formar parte de un motor. Ese motor se envía nuevamente a Canadá para integrarse en un vehículo y, finalmente, el auto terminado vuelve a Estados Unidos para su venta. Bajo el plan de Trump, tres de esos cruces estarían sujetos a un arancel del 25%, lo que aumentaría significativamente los costos de producción.
Según el Wall Street Journal, México representa el 40.4% de todas las autopartes importadas a Estados Unidos, mientras que Canadá aporta el 10.3%. Y aunque algunos modelos de la Silverado todavía se fabrican en Estados Unidos, dependen de muchas piezas que provienen del extranjero.




Las estimaciones más alarmantes indican que estos aranceles podrían aumentar el precio de los vehículos en más de $10,000 dólares, lo que afectaría tanto a los fabricantes como a los consumidores. Las empresas de autopartes tendrían que reducir su producción, lo que desencadenaría despidos masivos en toda la industria automotriz.
Si los fabricantes trasladan el costo a los clientes, las ventas caerían en picada. Si, por el contrario, intentan absorber los costos, las ganancias se verían gravemente afectadas. Para empeorar la situación, si Canadá y México deciden responder con aranceles recíprocos, el golpe sería aún mayor.
Trump ha defendido su propuesta como una medida para frenar la inmigración ilegal y las drogas, y también como un intento de traer más manufactura a Estados Unidos Pero, como advierte Farley, deshacer décadas de comercio norteamericano de la noche a la mañana podría tener consecuencias devastadoras.
“No hay duda de qué aranceles del 25% con Canadá y México, si se prolongan, tendrían un impacto enorme en nuestra industria. Se perderían miles de millones en ganancias, habría despidos masivos en Estados Unidos y aumentaría el costo de los autos para los clientes.” — Jim Farley, CEO de Ford
Si esta política se implementa, la industria automotriz estadounidense podría enfrentar una de sus crisis más severas en la historia reciente.