LA RESERVA DEL PATRÓN
ARTEGA 2009 GT
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Cuando pensamos en un deportivo biplaza alemán con motor central, el primer nombre que suele venir a la mente es el Porsche Cayman. Sin embargo, a finales de los años 2000 apareció una alternativa inesperada y emocionante: el Artega GT. Este coche, con un peso ligero de apenas 1,100 kg y un motor V6 de 3.6 litros que produce 300 caballos de fuerza, logró una relación peso-potencia impresionante de 273 caballos por tonelada, superando fácilmente los 219 caballos por tonelada del Porsche Cayman S.
El Artega GT fue presentado en el Salón de Ginebra de 2007, listo para producción, lo que sorprendió a muchos porque no tuvo la promoción habitual de otros aspirantes a superdeportivos. Su producción comenzó en 2008 en una planta construida especialmente en Delbrück, Alemania. La empresa detrás del Artega era Paragon AG, un reconocido proveedor de componentes electrónicos para automóviles, especialmente conocido por los cronómetros de Porsche.
Su creador, Klaus Dieter Frers, tenía una fuerte conexión con el mundo de los autos deportivos, siendo un entusiasta con una colección impresionante de Porsches. No es de extrañar que el Artega GT compartiera muchas características con los deportivos de Stuttgart. Diseñado por el prestigioso Henrik Fisker (conocido por el BMW Z8 y el Aston Martin V8 Vantage), el Artega combinaba un diseño compacto y elegante con una carrocería de fibra de carbono reforzada y una estructura de aluminio.
El Artega GT no solo era una cara bonita; su rendimiento estaba a la altura de su diseño. Equipado con un motor V6 de 3.6 litros de origen Volkswagen/Audi, este biplaza podía acelerar de 0 a 100 km/h en 4.4 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 270 km/h. La transmisión era una caja DSG de 6 velocidades y doble embrague, con modos automático y manual controlados por paletas detrás del volante.
El chasis ligero y la suspensión independiente Bilstein en las cuatro ruedas le otorgaban un manejo ágil y preciso. La dirección asistida eléctricamente era directa y filtraba bien los baches, mientras que el control de la carrocería mantenía el coche estable en curvas rápidas. A pesar de ser un deportivo, su suspensión estaba configurada para ofrecer una conducción sorprendentemente cómoda en carretera.
Por dentro, el Artega GT era sencillo pero funcional. Aunque el diseño interior era algo austero, destacaba el sistema de instrumentos de Paragon, con un cuentarrevoluciones y velocímetro combinados en una sola esfera central. El precio del Artega GT era de 75,000 euros (aproximadamente 100,000 dólares), un 25% más caro que un Porsche Cayman S. Sin embargo, ofrecía un nivel de exclusividad incomparable: se planearon 500 unidades al año, pero solo se fabricaron alrededor de 140.
El Artega GT es una rara joya del automovilismo que demostró que los sueños automotrices independientes podían competir con los grandes nombres de la industria. Un coche que, aunque no fue perfecto, dejó una marca imborrable en la historia de los deportivos modernos.